Decenas de miles se movilizaron al Parlamento para rechazar la ley de reforma previsional que ataca los jubilados y sectores más pobres. La policía desató una dura represión y por la noche se generalizaron nuevas protestas callejeras.
Desde la mañana temprano hubo protestas en las inmediaciones de un Parlamento blindado por la Policía a la que luego se sumó la Gendarmería. Pasadas las 9:00hs la mayor central sindical del país CGT anunció un paro por 24hs desde las 12:00 del mediodía y acercándose el horario de apertura de la sesión legislativa, una verdadera multitud se manifestó en repudio a la ley que impulsa el gobierno derechista de Mauricio Macri.
[DRONE] Vista área de la multitudinaria marcha contra la reforma previsional https://t.co/5RyZamx71H pic.twitter.com/UCda8ih01H
— La Izquierda Diario (@izquierdadiario) 19 de diciembre de 2017
La policía hizo varias cargas contra los manifestantes con gases tóxicos y balas de goma. Una multitud resistió durante varios minutos y cuando las grandes columnas comenzaron a retroceder, la policía desató una verdadera cacería de manifestantes que terminó con más de 60 detenidos y decenas de heridos, algunos graves aunque fuera de peligro.
Entre los detenidos estuvo el dirigente del PTS y del sindicato telefónico Carlos Artacho quien también fue golpeado por los agentes y Claudio Gonzáles, trabajador de PepsiCo. También fueron detenidos trabajadores de prensa. Organismos de derechos humanos como el CeProDH, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y los legisladores Myriam Bregman y Nicolás del Caño, del PTS-FIT se apersonaron en la comisaría para exigir ver a los detenidos, que se les garantice atención médica inmediata y se los libere.
La represión policial alentada por el gobierno y los medios masivos de comunicación incluyó todo tipo de arbitrariedades y actos de salvajismo como tirar a un manifestante y una vez caído pisarlo con una moto causándole graves heridas, gasear una estación del metro repleta de gente que tuvo que huir por el túnel hasta la siguiente estación, disparar directamente a la cara de la gente o atropellar, arrojar gas pimienta y apalear a jubilados que protestaban de forma aislada en la zona.
La resistencia popular a la represión fue utilizada como excusa por el gobierno y la gran media para desatar una verdadera campaña de demonización de los manifestantes y encubrir el masivo y profundo rechazo obrero y popular a la reforma regresiva que impulsa el oficialismo.
Haciéndose eco de esta campaña reaccionaria la CGT emitió un comunicado oficial, en medio de la represión, repudiando la “violencia de la protesta” y a los “grupos radicalizados”. De esta manera vergonzosa, la dirección de la central sindical, que desde el principio había evitado convocar a la movilización y solo llamó al paro para salvar su imagen, ocultó la represión y cacería de manifestantes que se estaba produciendo en esos mismos instantes.
La bronca popular contra la ley que ataca las jubilaciones y la seguridad social es tal que ya en horas de la noche, y tras más de 8hs de represión, algunos grupos seguían manifestando frente a la policía en la zona y en distintos barrios de la capital comenzaron nuevas protestas callejeras, “cacerolazos” espontáneos contra la reforma previsional que al cierre de esta edición se seguía debatiendo en la cámara de diputados, y contra la represión.
Las protestas espontáneas en los barrios más tarde se trasladaron nuevamente y en forma totalmente masiva al Parlamento, a la Plaza de Mayo, cede del gobierno, y a la Quinta de Olivos, residencia presidencial.
[EN VIVO] Los cacerolazos llegan con miles de personas al centro de Buenos Aires